SIN RODEOS
Imagen en declive
Por Jaime A. Fajardo Landaeta
twitter: @JaimeFajardoLan
Entradilla:
El mandatario cree que su plan de gobierno se reduce a atender la
pandemia y a aparecer en televisión todas las tardes.
El
presidente Iván Duque alcanzó una imagen positiva gracias al manejo que inicialmente
dio a la crisis producida por la pandemia del coronavirus, pero la perdió en recientes
encuestas de medios de comunicación. En cambio, la opinión pública favorece la labor
de alcaldes y gobernadores, sobresalientes los casos de Daniel Quintero en
Medellín, Aníbal Gaviria en Antioquia y Claudia López en Bogotá, porque sabe
del esfuerzo que hacen para enfrentar este descomunal problema con muy exiguos recursos.
Tal
vez la causa del bajonazo en la popularidad presidencial esté en los ya frecuentes
escándalos que surgen en el entorno de gobierno y de las instituciones que lo
rodean, como en el caso de la ñeñepolítica, el narcotráfico en algunos de sus
principales aliados, la corrupción en varias entidades del Estado y la poca
preocupación del presidente Duque por hacer claridad en tales asuntos.
También
suma el caso de muchas ayudas para los entes territoriales que llegaron a
colaboradores del gobierno nacional en las regiones, o que han fallado en los
controles debidos. En el sector salud, aunque notorios los esfuerzos de prevención
y control de la pandemia, sus trabajadores no perciben que haya solución a los
problemas que afrontan, incluidos los salariales. Además, es hora de dar salida
a este modelo de salud y retomar el sistema público para eliminar la
intermediación existente, que se queda con importante tajada de los recursos.
De
otro lado, los líderes sociales caen asesinados o son amenazados por grupos
ilegales, debido al resurgir del paramilitarismo, con la complacencia y apoyo
de terratenientes y ganaderos que se oponen a la restitución de tierras, y de grupos
de narcotraficantes contrarios a la erradicación de los cultivos de uso ilícito.
Pero es poco lo que el Gobierno hace para frenar ese baño de sangre.
Igual
sucede con el asesinato de desmovilizados que estuvieron decididamente
comprometidos con los acuerdos de paz, pero los persiguen y aniquilan las
disidencias y sectores adversos a este proceso. Ya han sacrificado la vida de
más de 200 excombatientes, mientras la implementación marcha a paso de tortuga.
Solo uno de los representantes del gobierno, el consejero para la
estabilización Emilio Archila, parece responder por el desarrollo de todos los
componentes del proceso, mientras el alto comisionado de paz, Miguel Ceballos,
hace todo lo contrario de su par en el gobierno.
Otro
factor de este declive de imagen lo aportan los escándalos en las FF. MM. Crecen
las acusaciones de delitos sexuales contra menores por parte de la tropa, de violación
de DD. HH., de corrupción a su interior y de falta de coherencia en una
doctrina militar que parece que perdió sentido, en parte debido al legado de la
seguridad democrática que sobrevaloró los triunfos sobre la guerrilla y otros
actores armados y aplicó una política de todo vale, causa de los
llamados falsos positivos que se teme que persisten como práctica en alguna
esfera militar.
Además,
el gobierno es presionado por sectores del empresariado para que aplique
medidas de tipo laboral que descarguen todo el peso de la recuperación de la
crisis en los trabajadores. Aquí cuentan: la propuesta de trabajo por horas que
significa pérdida de reivindicaciones laborales, la disminución de salarios, la
supresión de primas laborales, el desempleo desbocado y el incremento del
empleo informal que elevan los índices de pobreza y miseria, mientras la
concentración de la riqueza sigue su ascenso imparable. Las pequeñas y medianas
empresas deberían contar con el apoyo del gobierno, lejos de la voracidad del
sistema financiero. Ya se han perdido más de 20.000 pymes y peligra la
industria de bares, restaurantes y similares.
Pero
el mandatario cree que su plan de gobierno se reduce a atender la pandemia y a
aparecer en televisión todas las tardes, olvidando que se requiere un accionar más
integral, que abarque a todos los actores de la sociedad. Ojalá por el bien de
Colombia recapacite ante la gravedad de la situación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario