15 de mayo de 2013

TERRITORIOS VEDADOS O DEBILIDAD INSTITUCIONAL?




SIN RODEOS

Territorios vedados o debilidad institucional?

 

Por Jaime A. Fajardo Landaeta

e-mail: fajardolan@une.net.co

Dedicaré algunas columnas de opinión a explorar los problemas estructurales de la seguridad en Medellín y a esbozar algunas soluciones. Comenzaré con los corredores de movilidad y las llamadas fronteras invisibles.

Los primeros son escenarios o territorios tomados por los grupos ilegales que sirven para el trasiego de hombres y de armas, así como para introducir drogas a la ciudad y para comunicarse con sus pares de comuna y entre diversos sectores de Medellín y del departamento.

Estos corredores presentan diferente distribución según la comuna. Equivalen a sus vías internas, a escaleras, callejones o senderos que, en algunos casos, conectan con trochas y caminos de herradura, hasta acceder a otras regiones, modus operandi muy propio de los Urabeños.

El problema consiste en que la presencia de las autoridades en algunos de estos corredores se cumple de manera parcial: mientras la delincuencia permanece allí, la fuerza pública ingresa y luego se retira, o su presencia es esporádica. La consolidación territorial lograda por los ilegales obedece a un proceso de varios años; es resultado de una planeación desarticulada y en muchos casos está asociada a los niveles de pobreza y miseria imperantes. Ganar estos espacios para la institucionalidad es un desafío que implica planes integrales de intervención y transformación radical del hábitat.

Ahora bien, las fronteras invisibles son espacios que señalan hasta dónde llega el accionar de un grupo ilegal y dónde comienza el del otro, por lo general enfrentados por este dominio. Falsas fronteras que crean un referente social que se impone por la acción criminal de estas organizaciones al establecer normas que la ciudadanía acoge gracias a la intimidación, entonces se abstienen de cruzarlas. Por lo general se convierten en lugares de confrontación, separados por esa línea imaginaria, propicios para controlar las rentas ilegales y la distribución y venta de estupefacientes.

Es de anotar que los miembros de los combos o bandas asentados en estos territorios y separados por las fronteras invisibles pertenecen a estas mismas comunidades.

Son variables las expresiones territoriales de las fronteras, que pueden coincidir con vías principales como la famosa Y que separa los barrios del sector de El Limonar, del corregimiento San Antonio de Prado, o la vía de ingreso al corregimiento de San Cristóbal. Otras pueden ser callejones, escaleras o divisiones entre barrios o cuadras de algunas comunas. Expresión de esta última es el Barrio la Sierra de la comuna 8 y el corregimiento de Santa Elena

Una de las formas de eliminar las fronteras invisibles es ganar en estos territorios una mayor presencia institucional. Me refiero a imponer o tomarse dichos lugares con presencia directa del Estado y su oferta de servicios, e incluso de empresas o proyectos consolidados. Estas iniciativas demandan el acompañamiento de todas las instancias de gobierno, la fuerza pública y los empresarios, con la activación de sus sedes operativas en tales espacios.

Es indudable que la construcción participativa del Jardín Circunvalar de Medellín y su Cinturón Verde servirán para restarle fuerza a los corredores de movilidad y a las fronteras invisibles que hoy por hoy son fortines del crimen organizado.

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