30 de abril de 2013

MATRIMONIO IGUALITARIO


SIN RODEOS

Más sobre el matrimonio igualitario

 

Por Jaime A. Fajardo Landaeta

twiter: @jaimefajardolan

Es falsa, en toda su extensión, la muy ventilada idea de que el matrimonio solo es posible entre un hombre y una mujer, porque su fundamento es la procreación. Para no referirnos a hechos históricos que la desmienten, es necesario hablar de las diversas modalidades que se vienen imponiendo en el mundo. Desde parejas que optan por la adopción como única expresión para la tenencia de hijos, hasta mujeres que los buscan por fuera del matrimonio, o los quieren pero concebidos en otro cuerpo. ¿Por qué estas prácticas no generan escándalo similar al que surge cuando la comunidad LGTBI reclama sus derechos?

La familia tradicional es el resultado de un desmoronamiento de la sociedad comunitaria primitiva, fundamentada en la tiranía y el sometimiento esclavista que generó las actuales costumbres, para reflejar ese pasado de horror.

Quiérase o no, la tendencia mundial señala que cada vez habrá más países que van a reconocer los derechos de la comunidad homosexual en toda su integralidad, incluido el concepto de familia. Unas 14 naciones ya lo hacen, mientras pierde espacio la posición ultraconservadora contraria. En Colombia tarde que temprano se impondrá el matrimonio igualitario.

La amenaza de que la aprobación del matrimonio igualitario enojará a Dios, con consecuencias catastróficas, es solo expresión de un sector de la sociedad que añora las reglas y el orden moral que tanto daño han causado y que han sido el soporte de un imperio patriarcal, antidemocrático y totalitario.

Recuerdo que cuando niño a las familias con un hijo o hija homosexual les exigían, fundamentalmente la Iglesia, que lo escondieran o alejaran del contacto con otras personas. Muchos sufrían vejámenes similares a los que hoy ponen en práctica los países musulmanes y sectores retardatarios en general.

El concepto de familia y el reconocimiento a las parejas del mismo sexo, como otra de sus expresiones, obedece a las nuevas realidades que el mundo debe enfrentar y reconocer y que cada vez introducen dinámicas sociales que ameritan los replanteamientos del caso. Se trata de cambios que la humanidad tiene que asimilar, so pena de estrellarse contra el concepto evolutivo de la comunidad mundial. Sin que ello niegue la validez del concepto tradicional de familia, que es otra de las expresiones vigentes

El Congreso de Colombia no quiso legislar según la orientación de la honorable Corte Constitucional. Entonces le corresponde a ella reconocer el derecho que nos ocupa, para darles una lección a los senadores que, en su mayoría, escogieron la alternativa retrógrada que identifica a un sector del país liderado por el procurador Alejandro Ordoñez.

Hay que decirlo con toda firmeza: o la Iglesia se moderniza o la tarea la harán sus propios adeptos. Seguir apoyándose en Dios y en la Biblia para desconocer derechos fundamentales no es hoy opción válida. 

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