SIN RODEOS
Reconocer
y valorar
Por Jaime A. Fajardo Landaeta
e-mail: fajardolan@une.net.co
Resulta
imposible ignorar los avances que la fuerza pública está obteniendo, sobre todo
con su aparato de inteligencia, en la lucha contra la criminalidad. En el caso
de Medellín y el Área Metropolitana se intensifican los golpes contra jefes y
mandos medios de bandas y combos, en seguidilla que demuestra lo que aquí hemos
sostenido: que la ciudadanía debe saber valorar estos resultados.
Así
como a gritos se pide depurar la institución policial y que ésta sea más efectiva
en sus operativos para concretar resultados en la lucha contra la extorsión, el
hurto, el homicidio y demás delitos, también es preciso reconocer sus aciertos.
Con
la caída de los máximos jefes de la llamada “Oficina”, Sebastián y Valenciano,
se han producido muy frecuentes hechos de desarticulación de estructuras
mafiosas. Las capturas de alias “Colas”, “don Leo” y “Pichi” (el posible
sucesor de Sebastián), hablan de la efectividad de la inteligencia de la fuerza
pública, apoyada en una muy valiosa forma de cooperación internacional.
Ahora
bien, no es de extrañar el inmediato relevo de mando, gracias al carácter
piramidal de dichas organizaciones. De
allí la importancia de estos operativos, porque impactan en los reacomodos jerárquicos.
Sin
pretender soslayar la complejidad de la estructura y el arraigo del fenómeno
delincuencial que se enfrenta, hacemos énfasis en la magnitud de los resultados
en cuanto a afectación en su cúpula. También en que estas acciones, por sí
solas, no llevan al final del fenómeno del narcotráfico, la extorsión, las
fronteras invisibles y demás manifestaciones violentas. Es evidente que se
requiere mayor efectividad del aparato judicial, un incremento significativo de
los jueces y fiscales, acabar con la cultura de la ilegalidad y de la
corrupción, acelerar los programas de inversión social y de lucha contra la
pobreza, intensificar la cooperación internacional, desmontar el andamiaje de
las rentas ilegales y -lo más importante- ganar la confianza ciudadana en la
institucionalidad. De lo contrario, no podremos cantar victoria; ni siquiera dimensionar
los reveses que ha sufrido el crimen organizado.
Ahora
bien, los constantes tiroteos en varias comunas, la existencia de una gran
cantidad de combos y bandas, el aumento del microtrafico, la extorsión y las vacunas
son delitos que pueden disminuirse sí existe una acción más coordinada y eficaz
de la fuerza pública y una mayor colaboración ciudadana.
Pero
algo se debe hacer, mientras se acentúa la política integral de seguridad con
que hoy cuenta la administración municipal y los organismos policiales y de
investigación. Empezando por cambiar positivamente la percepción de seguridad y
satisfacción ciudadanas, para que cada operación se revierta en fortalecimiento
de la legalidad y el Estado de Derecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario