SIN RODEOS
Enfrentar
los desafíos
Por
Jaime A. Fajardo Landaeta
e-mail: jaimefajardolandaeta@gmail.com
twitter: @JaimeFajardoLan
Entradilla:
Este 2019 es año propicio para la consolidación de la convivencia
nacional.
Para
quienes creemos y hemos participado activamente en la implementación de los
acuerdos de paz, el avance del posconflicto y la lucha por las transformaciones
democráticas que requiere el país, este 2019 se convierte en un escenario de
grandes retos y oportunidades que deben ser cuidadosamente integrados a la
agenda de la institucionalidad, de la sociedad y de sus organizaciones en
general.
Uno
de esos objetivos es frenar el asesinato de líderes sociales sacrificados para aclimatar
la zozobra y lograr que el conflicto armado resurja con mayor intensidad.
También, coadyuvar para que brille la Justicia, porque son tan responsables los
grupos ilegales como los enemigos de la restitución de tierras, algunos
empresarios y ganaderos incómodos con la consolidación de la paz, y que buscan
-como en otras ocasiones- impedir la materialización de este horizonte de
convivencia. No podemos permitir que los crímenes aludidos emulen el exterminio
acaecido en los años 80 y 90 contra los miembros de la UP, del Frente Popular y
muchos defensores de los Derechos Humanos. Que la gestión gubernamental
identifique las causas profundas de esta desgracia nacional.
La
movilización social, la denuncia ante organismos internacionales, la consolidación
de los acuerdos de paz y el papel de los medios de comunicación y los generadores
de opinión se convierten en garantes del denodado esfuerzo que debemos protagonizar
todos los colombianos en favor de la consolidación de los acuerdos derivados de
la negociación con la guerrilla de las Farc. Aunque la verdad es que la
concreción de algunos de ellos está embolatada, mientras que otros marchan a
paso de tortuga. Claro que para nada ayudan las últimas declaraciones de Iván
Márquez: no hay sindéresis cuando se lamenta de haber entregado las armas, en
lugar de impulsar acciones de movilización y protesta en la calles contra el
incumplimiento de los puntos pactados. Pero también es necesario llamar la
atención sobre el nefasto papel que viene jugando el alto comisionado de paz y
la oficina para el posconflicto, perdidos de foco.
La
JEP y la Comisión de la Verdad, exigen nuestro profundo respalo0 en medio de
quienes quieren frenar o acabar su funcionamiento. Estos son de los grandes
avances de los acuerdos de paz.
La
sustitución de cultivos ilícitos ha sido manejada en forma mentirosa por parte
del Gobierno. Mientras crece la resiembra, el compromiso con los campesinos que
dejaron de cultivar la coca para impulsar otras actividades, no se cumple. Por
el contrario, quieren acudir a acciones de fuerza y a revivir la fumigación aérea
sobre dichas plantaciones. Además, está fortalecida la presión de grupos
ilegales que ofrecen alternativas más atractivas para retomar este quehacer.
La
otra lucha que compromete a los sectores sociales y a los líderes pacifistas es
la búsqueda de mayores niveles de equidad social y económica, frente a un
gobierno que fortalece al gran capital, como lo demuestra la Ley de Financiamiento,
que al tiempo consagra verdaderos atropellos contra el bolsillo de los estratos
más pobres.
Ahora
bien, la lucha contra las estructuras delincuenciales exige enfocarse en la
procedencia de sus rentas ilegales: narcotráfico, contrabando, lavado de
activos y legalización de los recursos producto de la extorsión y la vacuna,
concentración indebida de la tierra e inversiones empresariales. Es urgente desmontarlas,
y lograr el saneamiento de estos capitales para su incorporación a la economía
formal.
Por
su parte la masa de electores debe analizar las propuestas que darán cuerpo a
la inminente campaña electoral, para participar activamente de la formulación
de los programas y votar por candidatos honestos, trasparentes y comprometidos
con la paz y la convivencia; que ofrezcan combatir seriamente la corrupción, el
caudillismo y a los sectores que propician la polarización de la opinión
pública; que desmonten el clientelismo, la compra de votos, la influencia del
narcotráfico y de los dineros ilegales. Pero, sobre todo, que demuestren
capacidades y vocación para cambiar el actual panorama que en nada favorece la
concordia y la reconciliación nacional.
P.D.
Nuestro más enérgico rechazo a la acción terrorista del 17 de enero en Bogotá.
Clamamos por un rápido esclarecimiento de los hechos, y que se evite la
tentación de usar este desgraciado suceso para seguir dilatando la
implementación del proceso de paz que Colombia reclama.
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