13 de diciembre de 2015

CAPITALIZAR EXPERIENCIAS

SIN RODEOS
Capitalizar experiencias

 

Por Jaime A. Fajardo Landaeta

Twitter: @JaimeFajardoLan

Sin duda Medellín y Antioquia jugarán papeles claves en el posconflicto, si nos atenemos a la dilatada trayectoria y exitosas experiencias acumuladas (Asamblea Constituyente de Antioquia, Plan congruente de paz, Laboratorios de Paz y diversos programas innovadores de gobernadores y alcaldes). En esta capital se contabiliza el 10 % de las víctimas a nivel nacional, muchas atendidas por la alcaldía con la destinación de grandes recursos. Esta práctica es a la vez un aporte y una oportunidad para proyectar todas las actividades que exigirá el proceso de verdad, justicia y reparación. Pero se requiere mucha integración con el Gobierno Nacional y prepararse para una mayor cobertura en este campo.

Según informes de prensa, Luis Pérez creará en su gobernación una dependencia dedicada al tema de la paz. Tal vez sea una manera de atender la petición formulada por las Farc, y en la cual está de acuerdo el gobierno de Santos, a los nuevos mandatarios para que presenten “sus puntos de vista críticos y sus aportes en el camino de otorgar, dentro de una visión nacional, un enfoque territorial y de acento regional a la elaboración de los consensos que requiere un Acuerdo sobre Fin del Conflicto, lo mismo que las definiciones sobre la refrendación y la implementación”, en los foros que se deben desarrollar sobre el tema. Recordemos que ya se ha llegado a un acuerdo sobre el punto de víctimas y de Justicia Transicional.

Volviendo al ámbito de Medellín, el programa Paz y Reconciliación atiende a más de 5.000 desmovilizados de todos los grupos ilegales, pero debe potenciarse y aprovechar su experiencia para cobijar a los que lleguen de las Farc y eventualmente del ELN. En este sentido el alcalde electo Federico Gutiérrez deberá liderar los programas necesarios para el manejo de este proceso, y articular acciones con el ministro para el posconflicto Rafael Pardo. Será una oportunidad para que las diferentes expresiones del conflicto armado y de la violencia urbana tengan un tratamiento adecuado en el nuevo escenario.

Dentro de una estrategia integral de seguridad y convivencia deben estudiarse los diversos programas de prevención que requiere implementar la administración, pues no basta con incrementar el pie de fuerza policial, incrementar la parte tecnológica y mayor eficacia del aparato judicial, que es muy necesario; hay que explorar nuevas modalidades de atención a los jóvenes que delinquen o están en riesgo de hacerlo y abordar la modernización del sistema penitenciario y carcelario del Valle de aburrá y de Antioquia.

El trabajo paciente con las comunidades, líderes y organizaciones sociales, entre ellas las defensoras de DD HH, debe servir para ayudar a consolidar la institucionalidad, restablecer el tejido social cooptado en gran parte por la delincuencia, y apoyar actividades culturales, deportivas y recreativas, como eficaz estrategia de seguridad y convivencia para la ciudad.


Corresponde a las dependencias de seguridad y gobierno, más que concretar y coordinar las iniciativas mencionadas, definir con el Gobierno Nacional las nuevas facetas de una política de sometimiento a la justicia. Que ésta promueva la desarticulación de las organizaciones delincuenciales y garantice la no repetición de la experiencia del proceso seguido en Centroamérica o la vivida aquí, con la desmovilización de los paramilitares, que terminó potenciando la delincuencia común y fortaleciendo las bandas y combos de la ciudad. Que haya derroche de audacia e inteligencia frente a estos retos.

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