SIN RODEOS
Space:
una advertencia
Por Jaime
A. Fajardo Landaeta
Twiter: @JaimeFajardoLan
Cierto:
Medellín se muestra ante el mundo como ciudad innovadora, reconocimiento que no
es gratuito. Pero su desarrollo urbano carece de un plan de ordenamiento estructurado
y consolidado, en especial en zonas de tan alta inversión como la comuna 14 (El
Poblado).
La
tragedia del Space es clara manifestación de una de las variadas problemáticas
que agobian a esa y a otras comunas y conjuntos residenciales, y que afloran a
raíz de su crecimiento desaforado. Un tópico: incoherencia entre proyectos ya
levantados y desarrollo vial todavía en el papel. Sobre la Loma del Indio crecen
edificaciones de gran magnitud, mientras que su principal vía es incapaz de absorber
una movilidad al alza.
Otro
tópico: falta de correlación entre proyectos inmobiliarios, composición de
suelos y topografía. La aprobación de los primeros compete a curadores urbanos
que hacen de planificadores, pero sucumben a las presiones de los
inversionistas, sin control posterior sobre la ejecución de la obra. Así, el
derrumbe de la ingeniería antioqueña no es casual: resulta de la falta de
control y de planes de ordenamiento efectivos frente a las demandas de suelo
para urbanizar.
Uno
más: los diseñadores se exceden en arrogancia, llevando los proyectos al límite
en riesgos y ahorro, sin medir consecuencias. Arrogancia palpable en Space, cuando
horas antes del derrumbe ostentaron una fastidiosa seguridad y pusieron a obreros
inocentes de la tragedia en ciernes, a remendar columnas. En contraposición, se
habla de una frágil infraestructura de vivienda y obras públicas en gran parte
de la ciudad: comunas 8, 9, 13 y 16, y algunos corregimientos.
Por
suerte la Alcaldía de Medellín, en cabeza de su alcaldesa (e) Claudia Restrepo,
supo sortear con derroche de profesionalismo y sensibilidad esta difícil situación,
para demostrar ante el mundo la valía de adoptar decisiones oportunas. Reciba
mi reconocimiento la meritoria funcionaria, al igual que los miembros de la
administración que la acompañaron, en particular el director (e) del Departamento Administrativo de Gestión del
Riesgo de Desastres, Dagrd, quien visualizó la inminente tragedia, e
hizo lo debido.
Comparto
la tesis que se ha ventilado: estos problemas estructurales deben ser
analizados y las propuestas de solución adoptadas en el próximo POT, que deberá
ser alternativa que haga de esta crisis una gran oportunidad para la ciudad. Administración
y Concejo local tienen aquí una tarea gigantesca, además de la relativa a la
superación del estigma de este desastre con miras al Foro Mundial Urbano de
2014. Como lo advirtió el editorialista del periódico El Colombiano del 14 de
octubre: que el certamen no sea para jactarnos de cuestionables excelencias y
mirarnos al ombligo. Yo agrego que tenemos que sumar esfuerzos hacia la
consolidación de una urbe moderna, pero sobre todo bien planificada.
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