1 de agosto de 2013

IMPACTOS PREVISIBLES


SIN RODEOS

Impactos previsibles

 

Por Jaime A. Fajardo Landaeta



El comandante de una fracción de las Farc que realizaba un retén en la zona de Urabá, les advirtió a los pasajeros de algunos buses que su grupo no pensaba desmovilizarse y que quienes estaban negociando en La Habana eran los “socialbacanes del paseo”. Concepto similar emitieron miembros del frente 36 que opera en el norte y nordeste de Antioquia.

De otro lado, persiste el rumor de que algunos integrantes de esa guerrilla avanzan en acercamientos con la banda de los Urabeños, en busca de alianzas para afrontar la etapa posterior a la negociación. También ha trascendido que miembros del PC3 y de las Farc se están asentando en algunos sectores de Medellín y ya generan zozobra en los frentes de trabajo de obras de notable impacto social. Ha habido capturas de algunos cabecillas de la guerrilla, y lo cierto es que esta organización pelecha poco en las áreas urbanas, sin desconocer que las utilizan para otras actividades logísticas: mover armas y droga, atender a combatientes heridos y facilitar el descanso de sus integrantes.

Quienes nos adentramos en estos temas del conflicto y la negociación política no nos sorprendemos con estas manifestaciones. Según parámetros internacionales, entre el 8 y el 15%  de una organización alzada en armas no se desmoviliza o vuelve a la guerra, y eso tiene implicaciones sobre la violencia que perdura después de firmado algún pacto de paz.

Será gigantesco el impacto que tendrá una posible desmovilización de las Farc en la disminución del conflicto armado, pero habrá nuevas expresiones de violencia desatadas por los combatientes remisos. Ahí está la experiencia centroamericana luego de la firma de acuerdos de paz, y el esfuerzo de su institucionalidad para combatir la criminalidad. La misma que ahora se nutre del narcotráfico para poner en jaque a los gobiernos de turno.

En síntesis, es necesario incluir a dicha población en los planes que se diseñen para la etapa del posconflicto, a la cual infortunadamente no se le está prestando la atención debida. Recordemos lo sucedido con la desmovilización de las AUC y la terquedad del gobierno Uribe, y sus consecuencias sobre el fortalecimiento de los combos y bandas en la ciudad de Medellín y el Área Metropolitana.

Para no repetir esa historia, el Gobierno nacional debe formular unos planes de contingencia que servirán, aún si fracasan las negociaciones, para avanzar en la consolidación institucional. De llegar a buen puerto, seguramente evitarán que los impactos negativos de la desmovilización afecten dicha institucionalidad, y que se fortalezca el crimen organizado.


Frente a los pactos y acuerdos entre delincuentes en Medellín, es urgente aceitar los mecanismos de sometimiento a la justicia que permitan que, mientras se consolida la negociación en la Habana, se generen alternativas para quienes -sin ser actores políticos- puedan disponer de una oferta institucional que lleve al desmonte de las estructuras del crimen organizado al servicio del narcotráfico. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario