SIN RODEOS
El
riesgo de ciertos pactos
Por Jaime A. Fajardo Landaeta
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Ha
trascendido que un sector de las bandas y combos que operan en Medellín logró
un acuerdo para cesar en sus enfrentamientos. Sucedió en la comuna 16 -Belén
Rincón-, y se rumora que en los próximos días los habrá entre ese tipo de organizaciones
de las comunas 5 y 7 y de algunos corregimientos. El objetivo, sin duda, es consolidar
y delimitar la presencia territorial, fortalecer el negocio del narcotráfico,
la extorsión, las vacunas y demás, para que entre combos “no se pisen las
mangueras”.
La
alcaldía de Medellín no puede pasar por encima de esa realidad; tiene que
generar acciones para que la comunidad no espere la solución de los problemas
de violencia por la vía de estos pactos. Tendrá que ser más observadora y
estratégica, y no desechar las recomendaciones de instituciones como la
Iglesia, o de personalidades como el profesor Francisco Maturana, sumadas a las
de dirigentes sociales de las comunas. Entre ellas, formular programas y
proyectos que capitalicen la actual situación, en aras de fortalecer los
escenarios democráticos y de participación. Ello, de la mano con el Concejo de
Medellín.
También,
el señor alcalde tiene toda la autoridad que le permite aprovechar esta
oportunidad para buscar que las víctimas de las bandas y combos que no fueron
incluidas en la Ley 1448 tengan pleno reconocimiento y que encuentren
mecanismos para su reparación integral. Así la Corte Constitucional haya
determinado qué aspectos deben ser motivo de reparación, no es lo mismo cuando
la ley acoge a las víctimas y les otorga las garantías que ella definió.
Es
preciso, además, tener en cuenta que las comunidades ven como algo positivo
estos pactos, y en cierta medida los apoyan y participan de actividades orientadas
a su legalización. Por ello la respuesta de la institucionalidad debe ser autónoma
e independiente, sin dejarse imponer una agenda ni incurrir en el error de justificar
tales acuerdos pero presente en esos escenarios. Además, debe lanzar una gran ofensiva
para capitalizar la nueva situación. Tiene que legitimarse en los territorios y
fortalecer la presencia policial, construir tejido social, restarle jóvenes a
la guerra, consolidar institucionalidad y generar procesos de participación y
decisión ciudadanas, al igual que abrir las puertas del sometimiento a la
justicia en coordinación con el gobierno nacional.
Todo
indica que el conflicto en la ciudad se traslada a otros escenarios mientras
prosperan estos acuerdos, que posiblemente lograrán que disminuyan los
homicidios y los enfrentamientos armados, aunque los factores que originan la
violencia seguirán intactos. Sería muy interesante que la administración
municipal promueva el torneo de fútbol, entre los jóvenes en conflicto, las
experiencias pasadas han demostrado que es un buen jalonador de procesos de
legalidad
Se
acerca una nueva jornada electoral, así que si hay descuido frente al asunto
aquí ventilado, esos acuerdos y pactos entre la delincuencia pretenderán
definir gran parte del escenario democrático. Para que no suceda se requieren,
en consecuencia, decisiones valientes y atrevidas.
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