14 de noviembre de 2019

UNA JUSTA MOVILIZACION

SIN RODEOS

Una justa movilización

 

Por Jaime A. Fajardo Landaeta

Twitter: @JaimeFajardoLan

Entradilla:

Debemos apoyar el paro con firmeza, pero en orden: lo alientan nobles objetivos.

Se tejen mentiras y se acude a la manipulación de situaciones para generar temores desmedidos -mecanismo ya probado en jornadas electorales por parte de ciertas agrupaciones políticas-, para satanizar y tratar de desprestigiar el paro nacional previsto para este 21 de noviembre. Pero su organización sigue imparable, no importa que la extrema derecha agote argumentos para desconocerle objetivos, y que gestione mecanismos para boicotearlo.

El presidente Iván Duque sale a los medios de información a negarle validez a la movilización, de espaldas al avance de la discusión con algunos empresarios de propuestas dirigidas a menguar los escasos derechos económicos y laborales de la mayoría de la población. Además, olvida que muchas de las propuestas agitadas durante su campaña electoral no se están cumpliendo; fue con base en mentiras y engaños como accedió a la Presidencia de la República, pero sus actuaciones van en contra de lo prometido.

Un caso concreto: que no se utilizaría el fracking como técnica de extracción de combustibles, pero ahora se agotan esfuerzos para implementarlo. En su momento el partido político que lo sostiene salió a marchar contra Juan Manuel Santos, y a pedir su renuncia por la firma de los acuerdos de paz, aunque hoy catalogan de terroristas a quienes apoyamos el paro nacional.

Ante la comunidad internacional Duque pregona las virtudes del proceso de negociación con las Farc, pero aquí ha frenado la implementación requerida para esforzarse en propiciar su fracaso en todos los sentidos. Ya se contabilizan más de 160 desmovilizados asesinados, y no hay esfuerzos suficientes para detener este atroz baño de sangre que enluta a esa comunidad desmovilizada y fiel a los acuerdos de paz.

A ello se suma la muy frecuente muerte de líderes sociales; ante el fenómeno solo atinan a repetir, con cada hecho, que están tomando medidas para que no se repita. Pero el gobierno sabe que los responsables son los usurpadores de tierras, los enemigos de la paz y los estamentos interesados en reeditar la pesadilla de los falsos positivos, al igual que los que persiguen a los defensores del medio ambiente para facilitar la destinación de tierras a las inversiones multinacionales.

Su referente del mal y del caos es Venezuela, y aunque nadie duda del talante dictatorial de su gobierno, olvidan los graves atropellos contra el DIH y los DD HH que se producen en nuestro país. A ello se suma el nuevo ciclo de desapariciones forzadas que el anterior gobierno y el acuerdo de paz habían logrado disminuir ostensiblemente.

De igual manera se ha disparado el reclutamiento forzado de niños, comparativamente con la situación que se registraba antes de la firma de los acuerdos de paz. La muerte en bombardeos de niños no tiene justificación, ni siquiera bajo la pretensión de bombardear para dar de baja a peligrosos delincuentes.

Es indudable que el modelo de desarrollo que se trata de imponer, como ha sucedido en países vecinos, desconoce derechos sociales adquiridos. El gobierno recoge iniciativas que atentan contra el nivel de ingresos de las familias pobres mientras les incrementa los impuestos que rebaja a las más poderosas, dizque para incentivar la economía y menguar el desempleo. Pero este de nuevo alcanza los dos dígitos y la informalidad se ha convertido en la principal fuente de ingresos popular, mientras prosperan las ganancias de las grandes empresas.

Ahora el gobierno pregona insistente que no habrá tal reforma pensional, ni laboral, ni económica, ni educativa. La clave está en que quienes pusieron en ese cargo a Duque así lo exigen, independiente de sus propios votantes. Este es un gobierno sin rumbo, sin estrategia definida, guiado y orientado por intereses particulares.

Por estas y otras muchas razones se debe apoyar decididamente el paro nacional que se está gestando, y que debe concretarse de manera pacífica, sin temor a represalias y sin dar importancia a videos elaborados por la misma ultraderecha que quiere desprestigiarlo. Nuestro llamado es a respaldar la movilización popular con firmeza, pero en orden, por la conquista de los nobles objetivos que lo animan

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