SIN RODEOS
La
hora de los gremios
Por Jaime A. Fajardo Landaeta
e-mail: fajardolan@une.net.co
Twitter: @JaimeFajardoLan
Entradilla:
Se advierte el papel preponderante de los gremios económicos en el gobierno.
La
elección del contralor general dejó en claro que, en estos casos, mantener la independencia
entre el poder ejecutivo y el Congreso de la República, es una opción que garantiza
transparencia y armonía frente al trabajo articulado de las ramas del poder
público. También demuestra que puede haber rigor en el examen de los aspirantes
a este tipo de cargos.
El
presidente Iván Duque ha señalado que se mantendrá en su promesa de no repartir
mermelada entre los congresistas, es decir, de abstenerse de jugar con el
presupuesto de la nación para que sean los parlamentarios los que definan su
focalización en las regiones. Aunque ello no es lo tradicional en el Centro Democrático
ni en el partido Conservador que lo apoya.
Pero
llama la atención el papel preponderante que están asumiendo los gremios
económicos en los nuevos juegos de poder: ellos agrupan a industriales,
comerciantes, terratenientes y representantes de multinacionales en el país. No
es por el hecho de que busquen apoyar las medidas que el gobierno viene
presentando para beneficiar a estos sectores, es ante todo porque se percibe
que pueden satisfacer sus deseos de conformar un gobierno corporativo, donde ese
sector juegue un papel determinante y que impongan, como ya es evidente, muchas
de sus políticas y estrategias que ven en el crecimiento económico la salida a
los males, pero relegando su relación con la equidad en
la distribución del ingreso.
Preocupa,
además, que los ministros provenientes de dicho ámbito han asumido las carteras
fundamentales que definirán el rumbo del país. Pero más alarmante resultan sus
declaraciones iniciales que dejan en claro que su representación no es
institucional, sino gremial.
Las
primeras declaraciones del ministro de Defensa, una vez designado, giraron en
torno a la necesidad de reglamentar la protesta y la movilización social. Así
que no fueron prioritarias, en su inaugural exposición en los medios, las
muertes violentas de líderes sociales, el aumento de la criminalidad generalizada,
la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, junto a sus planes de
consolidación en las regiones que abandonaron las Farc. Solo importó ventilar
su propuesta gremial de disminuir la protesta social por la vía de nuevas
leyes, tal y como históricamente lo han soñado los gremios económicos.
Del
ministro de Hacienda poco menos se podría esperar. Son bien conocidas sus
apreciaciones sobre el modelo económico y la poca preocupación que le suscitan las
políticas de lucha contra la pobreza y la miseria. Su iniciativa de un Sisbén
para los ricos no solo significó una salida en falso y un insulto a los más
excluidos, sino que evidencia su afán por quedar bien con el empresariado, al
cual ciertamente representa. Ahora no solo pretende aumentar la base gravable a quienes devengan desde un millón
novecientos mil pesos, sino que busca aplicar el IVA a los productos de la
canasta familiar.
Y
qué tal la perla con que salió la ministra de Minas y Energía, al revivir el debate
acerca de la utilización del llamado fracking para la explotación de los hidrocarburos.
Se trata de un método de extracción de gas y petróleo que consiste en someter a
una fuerte tensión el subsuelo para fracturar la roca y recopilar el
combustible. Los químicos que se utilizan pueden llegar a contaminar las
formaciones acuíferas subterráneas.
Tan
nefasta resulta la intromisión de políticos, mafias o modos de corrupción en
las decisiones del gobierno, como la configuración de gobiernos
corporativos, ocupados -en este caso- en defender los intereses de los
gremios económicos.
Ya
parecen lejanas las épocas de un Nicanor Restrepo Santamaría, de un Gilberto
Echeverri Mejía o de un Guillermo Gaviria Correa quienes, al igual que de otros
muchos prohombres de estatura moral similar, quienes hicieron historia con la
responsabilidad social empresarial que animó sus idearios de vida. Tanta
voracidad alienta ahora a los gremios que apetecen la totalidad de la torta para
su exclusivo usufructo.
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