SIN RODEOS
Renacer
liberal
Por Jaime A. Fajardo Landaeta
Twitter: @JaimeFajardoLan
Entradilla:
Acompañemos a De la Calle para enfrentar las pretensiones de la
derecha.
Pienso
que Humberto de la Calle está haciendo algo fundamental al movilizar y
sensibilizar a la militancia del Partido Liberal para recuperar los ideales, los
programas y el sentido que lo caracteriza históricamente. Más allá de las
encuestas, se puede percibir el entusiasmo en sus bases para consolidarlo como alternativa
de poder, como el partido que por muchos años supo interpretar los intereses de
las mayorías, sin desconocer que parte de su dirigencia se ha desdibujado y
poco le importa las raíces de la organización y sus alternativas.
De
la Calle pregona para los olvidadizos que el Liberal es el partido de los
trabajadores, de los pobres y de las clases medias, de las víctimas del
conflicto, el de la paz y la lucha por los derechos humanos; el de las transformaciones democráticas en oposición al
totalitarismo, al clientelismo y la corrupción. Entonces repite el ideario al
parecer abandonado por muchos de sus dirigentes y algunos miembros de la
bancada parlamentaria.
Los
mismos que han afirmado que el candidato está pagando los costos de haber
acompañado al presidente Santos en el logro de la paz con las Farc, como si ello
no estuviera en la entraña del ideario liberal. La verdad es que no admiten que
esté llamando a rescatar la naturaleza del partido, su ideología, a oponerse a
la concentración de la riqueza y mantener su lucha por la equidad social. Ellos
discrepan por conveniencias personalistas.
Además,
en la colectividad buscan acomodo muchas figuras que carecen de sentido de pertenencia.
Desvían el mandato que les entregan las bases liberales y pronto coinciden con el
pensamiento más caverna de la sociedad. Este fenómeno demanda cambios de fondo
y la búsqueda de nuevos liderazgos con
convicción e ideas liberales que la dirijan. Porque estos “aparecidos” se
muestran temerosos a la hora de defender el ideario de la organización; se
espantan cuando tienen que defender los principios que nos diferencian de las
demás agrupaciones, y sobre todo de las propuestas de la derecha, culpable de muchos
de los males que soporta la nación. Hasta rehúsan confrontar las prácticas del uribismo
y sus nefastas consecuencias sobre el conflicto armado y sus víctimas, más bien,
se convierten en sus aliados.
Así
que el partido se ha enturbiado y De la Calle lo sabe. Considero que uno de sus
grandes aciertos es presentar propuestas que van más allá de la coyuntura
electoral, que buscan consolidar la paz,
construir un país estéril para odios y venganzas, donde los acuerdos y alianzas
reflejen las necesidades sociales. Si la colectividad se apropiara de este
mensaje, el partido liberal se impondría, a pesar del acomodo político
dominante.
Se
puede decir que la campaña electoral para la primera vuelta apenas comienza. El
repunte mediático de Duque y Petro, y el favoritismo en las encuestas, se deben
a la exposición del momento generada por las consultas interpartidistas recientes.
Pero falta el tramo más difícil, en los próximos debates se pondrá a prueba las
iniciativas en juego. En ellos, De la Calle tendrá la oportunidad de profundizar
las alternativas liberales, de sacar ventaja de
sus cualidades y de capitalizar el vasto conocimiento que ha acumulado del
país, de sus problemas y oportunidades.
Mientras
tanto, hay que reforzar el llamado a la unidad de las fuerzas democráticas, con
posibilidad cierta de alianza con Sergio Fajardo, para el logro de la victoria;
se debe acompañar al candidato para enfrentar las pretensiones de la extrema
derecha, cargadas de odio, de mensajes de venganza y de violencia. No podemos echar
a perder lo logrado hasta ahora; bajo ningún pretexto se justifica la entrega
de las banderas e ideales liberales. De no darse los objetivos propuestos, es
mejor preparar al partido para levantar las banderas de la oposición en los
temas en los cuales no exista acuerdo alguno.
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