SIN RODEOS
25 años de la Carta Magna
Por Jaime A. Fajardo Landaeta
Twitter: @JaimeFajardoLan
El 4 de julio se conmemoran 25 años de la promulgación
de la Constitución de 1991, con diversos actos en el municipio de Rionegro
(Antioquia), ese día, y en la Casa de Nariño el 5 de julio. Estarán presentes
los miembros de las Altas Cortes, dirigentes políticos, gremiales y regionales,
en ceremonias encabezadas por el presidente Juan Manuel Santos. Celebraciones
que de seguro servirán para renovar el respaldo del país político a los
fundamentos de nuestra Carta Magna, al igual que al proceso de negociación del
conflicto que avanza entre el Gobierno Nacional y las Farc – EP.
Sea la ocasión para recordar algunos de los hechos que
llevaron a la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de 1991
y por ende a la Constitución que nos rige.
La ANC, como escenario de paz, fue propuesta durante
el gobierno de Belisario Betancur, mientras transcurrían los diálogos con la
guerrilla del EPL con la vocería de Oscar William Calvo, y que luego se
romperían debido a los hechos del Palacio de Justicia. La idea de esta
convocatoria fue de Calvo, durante las negociaciones, frustradas luego de su asesinato
en Bogotá, días después de la ruptura de la tregua por parte de dicho gobierno.
Allí se hundió este primer intento.
Más adelante se desmovilizó el M-19, luego el EPL, el
Quintín Lame y el PRT, con la intensión de participar en la ANC; las tres
últimas agrupaciones tuvieron delegados en ella, producto de dichos procesos de
paz, aunque la coordinadora guerrillera se vio debilitada por ello.
La ANC fue ampliamente pluralista e incluyente, y
contó con la participación de los principales partidos políticos, a los que se
sumaron representantes de la guerrilla, los indígenas, la oposición (Unión
Patriótica, partido que venía de soportar un violento exterminio), algunos
defensores de DD. HH., el movimiento sindical e integrantes de diversos credos
religiosos, al igual que la juventud (movimiento por la séptima papeleta). En
fin, dicho escenario logró reflejar el país que anhelaba y luchaba por auténticos
cambios democráticos.
En él se produjeron situaciones tan disímiles como que
se juntaran desmovilizados del M-19 con el líder conservador Álvaro Gómez
Hurtado, secuestrado tiempo atrás por ellos. El transcurrir de las sesiones les
permitió a ambos y a los demás grupos desmovilizados protagonizar auténticos hechos
de reconciliación.
Me desempeñé como vicepresidente de la Comisión de Justicia,
en la que sostuvimos muy valiosos debates con el doctor Gómez Hurtado: jamás me
imaginé que llegaríamos a tal nivel de entendimiento, lo que facilitó los
acuerdos necesarios para lograr los objetivos que nos eran comunes.
Recuerdo que el constituyente Lorenzo Muelas dijo en
algún momento: “Nos demoramos 500 años para venir a este tipo de recintos, pero
de ahora en adelante ni en mil años nos sacaran de ellos”. Ahora bien, en medio
de los debates y demás trámites, de las arduas jornadas de trabajo, de las
crisis que fue preciso superar, y de los éxitos obtenidos, el constituyente
Alfonso Palacio Rudas, el Cofrade (QEPD), resultó nombrado simbólicamente “Comandante
de los constituyentes desmovilizados”.
Otra anécdota: avanzaban las sesiones cuando estalló
una huelga de prostitutas en Bogotá, cuyas líderes se dirigieron a la ANC para
pedir que el alcalde no las desalojara de sus sitios de trabajo. Varios
constituyentes intervinimos e impedimos el hecho; ellas se despidieron de los
constituyentes aplaudiendo y gritando: “Vayan por allá, por los lugares de
trabajo que mantendremos gracias a ustedes; nosotros les agradeceremos en
especie”.
Así que son también variopintos los relatos que se
desprenden de la histórica Asamblea, sin duda un hecho fundacional para
Colombia en el siglo pasado. Lo más trascendente es que fue allí donde comenzó
a fraguarse la verdadera lucha por la paz, que se verá reflejada en la ya
inminente firma del acuerdo que pondrá fin al conflicto armado con las Farc.
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