15 de agosto de 2015

EL TODO POR EL TODO


SIN RODEOS

El todo por el todo

 

Por Jaime A. Fajardo Landaeta

Twiter: @JaimeFajardoLan

El presidente Santos está obligado a jugarse el todo por el todo en el proceso de paz. Sin titubeos, sin echar mano de las críticas de los opositores de oficio. Podría suceder que un hecho extraordinario ponga en duda el desenlace esperado, pero hoy las cosas están del lado de las negociaciones, y no pueden caber dudas acerca de la firmeza de los pasos a dar.

Su posición de que no autorizaría un ataque contra el jefe máximo de las Farc alias Timochenko, si lo ubicaran, es consecuente con el estado de la negociación y con las gestiones que buscan que las partes definan la mejor manera para concretar el desescalamiento y el final del conflicto armado.

Objetivos que concitan la más feroz oposición, pero ella debe convertirse en acicate para que el presidente asuma, sin temores, los retos y los costos del acuerdo buscado. No importa que ahora muchos colombianos no entiendan la negociación: no es posición rígida, pues sabemos que cuando se llegue al acuerdo final, o al menos se avance significativamente en su concreción, se impondrá un clima de favorabilidad y apoyo ciudadano, que consolidará el ya ganado en el plano internacional.

El grueso de la crítica opositora esconde el temor a que se llegue a la firma de un acuerdo de paz sobre el modelo de justicia transicional, hecho que estrecharía el marco de acción política de sus líderes, y llevaría a exigirles responsabilidades por su actuación, y la de sus cercanos, en las violaciones a los derechos humanos y el DIH.

Aquí caben los casos de involucramiento con las acciones del paramilitarismo, los falsos positivos, los desplazamientos empujados por grupos ilegales distintos a la guerrilla, la omisión de funciones frente a la violencia ejercida sobre la población civil, entre otros. Además, porque estarían comprometidos directamente con las agresiones y desapariciones que rondan la tenebrosa historia de La Escombrera, en la comuna 13 de Medellín y cientos de casos similares.

Es que el imperio de la ley, por medio de la aplicación de la justicia transicional, va a pedirles cuentas a quienes no han llegado a los estrados judiciales con este propósito. En el entretanto, dichos opositores deberían identificar el proceso como una oportunidad para sumar energías en favor de una gran empresa de reconciliación nacional y en potenciar los alcances de los acuerdos en toda la sociedad colombiana.

Ahora bien, el tema de la refrendación de los acuerdos, aunque involucra a las partes, debe ser un proceso donde se conozcan las iniciativas de la totalidad de los sectores. No hay que sorprenderse porque surjan algunas, como la planteada por el presidente Santos de crear una comisión especial, con la participación de integrantes de las comisiones del Congreso y del equipo negociador, tanto de las Farc como del gobierno. Se trata de una de las tantas propuestas que se deben ventilar, como materia para las definiciones que deberán adoptar los negociadores.

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