SIN
RODEOS
Hay que atreverse
Por Jaime A. Fajardo
Landaeta
Twiter<.
@JaimeFajardoLan
Tenaz
el equívoco de las Farc cuando pretenden hacer creer que los atentados que
cometen contra la población civil se enmarcan en el conflicto armado. Otra
falla: al romper su tregua unilateral debieron determinar cuáles eran los tipo
de operativo que iban a realizar, para no afectar el medio ambiente, no atacar
población indefensa y al tiempo respetar la esencia del Derecho Internacional
Humanitario.
También
en el plano militar debieron tomar precauciones para mantener unas
negociaciones en medio del conflicto, pero de modo que en ningún momento la
ciudadanía y la comunidad internacional calificaran sus acciones como un
exabrupto contra el proceso de paz y contra la propia credibilidad de las
guerrillas, como hoy sucede gracias a los actos terroristas que han desatado.
Nada
tienen que ver con el conflicto armado las voladuras de torres de energía, el derrame
de petróleo, los ataques a la población civil o los asesinatos de personas y
militares en situación defensiva o al margen de los combates. Con tal actuación
parecieran querer decir que su pretensión es acabar con el proceso de paz. No dimensionan
el inmenso impacto negativo que su ejercicio terrorista deja en el ciudadano del
común, que tarde o temprano podría cobrar repudiando su presencia en el
contexto político nacional.
En
otra orilla del asunto aparecen sectores que buscan sacar provecho de estos
equívocos. Llama la atención que durante la vigencia de la tregua unilateral
criticaron cualquier acción que se presentara, a pesar de que se comprobó que
la guerrilla la cumplió en un 95 %. Ahora, con los hechos registrados, se
evidencia la validez que tuvo esa pausa militar, pero los críticos reclaman que
el gobierno se levante de la mesa de negociaciones y que suspenda los diálogos:
nada más absurdo y carente de coherencia.
Por
ello resulta urgente la entrega de los menores que están en las filas de las Farc,
que avance sin tregua el desminado, que se concreten los resultados de las
negociaciones en materia de víctimas y justicia transicional y que la
subversión se disponga a discutir una posible concentración de sus fuerzas,
para facilitar la discusión del cese al fuego bilateral y poner así fin a todo
tipo de acciones militares, mientras se prepara la desmovilización y entrega de
armas.
Tal
concentración de combatientes, acordada en la mesa de negociones, no tiene que ser
general: puede ser de carácter territorial y acorde con las posibilidades que
vaya presentando cada frente guerrillero. Esto evitaría posibles bombardeos de
las FF. MM. y tendría el acompañamiento de la comunidad internacional. Así las
negociaciones volverían a ganar credibilidad y a mantener en alto la búsqueda
del desescalamiento del conflicto.
Llegó
la hora para atreverse en el campo de las iniciativas que apunten a valorar el
apoyo que ese proceso ha ganado entre la comunidad internacional, pero también para
rescatar los hilos de la confianza perdida entre muchos colombianos, y para
impedir que los enemigos de la paz sigan sacando provecho político de los
incomprensibles errores de la insurgencia.
Nota:
me parece muy acertada la iniciativa planteada por el Ex presidente Cesar
Gaviria de dar facultades extraordinarias al Presidente, Juan Manuel Santos,
paras manejo del proceso de paz. Santos fue elegido para ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario