20 de junio de 2015

ES HORA DE ATREVERSE


SIN RODEOS

Hay que atreverse

Por Jaime A. Fajardo Landaeta
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Tenaz el equívoco de las Farc cuando pretenden hacer creer que los atentados que cometen contra la población civil se enmarcan en el conflicto armado. Otra falla: al romper su tregua unilateral debieron determinar cuáles eran los tipo de operativo que iban a realizar, para no afectar el medio ambiente, no atacar población indefensa y al tiempo respetar la esencia del Derecho Internacional Humanitario.

También en el plano militar debieron tomar precauciones para mantener unas negociaciones en medio del conflicto, pero de modo que en ningún momento la ciudadanía y la comunidad internacional calificaran sus acciones como un exabrupto contra el proceso de paz y contra la propia credibilidad de las guerrillas, como hoy sucede gracias a los actos terroristas que han desatado.

Nada tienen que ver con el conflicto armado las voladuras de torres de energía, el derrame de petróleo, los ataques a la población civil o los asesinatos de personas y militares en situación defensiva o al margen de los combates. Con tal actuación parecieran querer decir que su pretensión es acabar con el proceso de paz. No dimensionan el inmenso impacto negativo que su ejercicio terrorista deja en el ciudadano del común, que tarde o temprano podría cobrar repudiando su presencia en el contexto político nacional.

En otra orilla del asunto aparecen sectores que buscan sacar provecho de estos equívocos. Llama la atención que durante la vigencia de la tregua unilateral criticaron cualquier acción que se presentara, a pesar de que se comprobó que la guerrilla la cumplió en un 95 %. Ahora, con los hechos registrados, se evidencia la validez que tuvo esa pausa militar, pero los críticos reclaman que el gobierno se levante de la mesa de negociaciones y que suspenda los diálogos: nada más absurdo y carente de coherencia.

Por ello resulta urgente la entrega de los menores que están en las filas de las Farc, que avance sin tregua el desminado, que se concreten los resultados de las negociaciones en materia de víctimas y justicia transicional y que la subversión se disponga a discutir una posible concentración de sus fuerzas, para facilitar la discusión del cese al fuego bilateral y poner así fin a todo tipo de acciones militares, mientras se prepara la desmovilización y entrega de armas.

Tal concentración de combatientes, acordada en la mesa de negociones, no tiene que ser general: puede ser de carácter territorial y acorde con las posibilidades que vaya presentando cada frente guerrillero. Esto evitaría posibles bombardeos de las FF. MM. y tendría el acompañamiento de la comunidad internacional. Así las negociaciones volverían a ganar credibilidad y a mantener en alto la búsqueda del desescalamiento del conflicto.

Llegó la hora para atreverse en el campo de las iniciativas que apunten a valorar el apoyo que ese proceso ha ganado entre la comunidad internacional, pero también para rescatar los hilos de la confianza perdida entre muchos colombianos, y para impedir que los enemigos de la paz sigan sacando provecho político de los incomprensibles errores de la insurgencia.
Nota: me parece muy acertada la iniciativa planteada por el Ex presidente Cesar Gaviria de dar facultades extraordinarias al Presidente, Juan Manuel Santos, paras manejo del proceso de paz. Santos fue elegido para ello.


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