SIN RODEOS
Una vinculación necesaria
Por Jaime A. Fajardo Landaeta
Twitter: @JaimeFajardoLan
La planeación de las estrategias que llevarán a la firma
final de los acuerdos de La Habana entre el Gobierno nacional y las Farc entraña
una filigrana de enormes proporciones. Cada detalle debe ser calculado, sin
perder de vista las experiencias que dejó la desmovilización de los
paramilitares: que no se repitan errores ni se caiga en improvisaciones que
luego se deban enmendar, con el riesgo de desfigurar los logros.
Las Farc solo deben concentrarse en los campamentos y
zonas veredales cuando culmine la negociación de la agenda y cuando estén
listas las Naciones Unidas para la verificación encomendada. Incluso el
desplazamiento de las columnas guerrilleras hacia dichos territorios debe estar
coordinado por los negociadores y bajo la tutela de las FF.MM.
Ahora bien, todos los asuntos logísticos deben ser
planeados con suficiente tiempo; se debe contar con un equipo de operadores
experto, integrado en lo posible y según la iniciativa de algunos alcaldes, por
personas oriundas del respectivo municipio, como novedosa fuente de empleo durante
la vigencia de los campamentos.
En el proceso de verificación y en todo lo relativo
con el funcionamiento de esos territorios de concentración, es muy importante
la presencia de delegados de las gobernaciones y alcaldías, para que las
autoridades locales cumplan con el papel que les compete y puedan informar a la
ciudadanía, de manera oportuna, acerca del desarrollo de dicha concentración, y
para que ofrezcan soluciones inmediatas a los problemas que surjan.
Las posibles infracciones a la ley, o las dificultades
de convivencia que se presenten, se deben tratar con celeridad; si se trata de conductas
que atañen al ámbito penal, que se acuda de inmediato a la autoridad respetiva
para que asuma su manejo.
Los censos de los combatientes, los datos de la
población, las diversas actividades que desarrollarán las instituciones
(Fiscalía, Procuraduría, Registraduría, Defensoría del Pueblo, administraciones
departamentales y municipales y la comunidad internacional) ameritan una cabal
coordinación en todos los niveles para que el impacto de las acciones encuentre
correspondencia con las estrategias propuestas, y para que se garantice el
objetivo final de alcanzar la dejación de armas y la desmovilización plena de
las Farc y su paso a la vida institucional y política del país.
De todas formas, lo mejor que se puede hacer para
facilitar las acciones de los negociadores, del Gobierno nacional y de la
comunidad internacional, en los territorios de concentración, es derrochar capacidad
y disponibilidad política para vincular en forma efectiva a los entes
territoriales y a las comunidades de la región. Recordemos que buena parte de
las deficiencias que caracterizaron el proceso de desmovilización de los
paramilitares radicaron en la escasa corresponsabilidad que existió entre el Gobierno
nacional y dichas instancias municipales y regionales.
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