SIN RODEOS
Algunos distractores
Por Jaime A. Fajardo Landaeta
e-mail: fajardolan@une.net.co
Soy
reiterativo: se deben guardar las proporciones en relación con lo que quieren
hacer y definir los actores externos al proceso de paz que apenas se inicia.
Vuelven
al tapete discusiones relativas a cuál debe ser la participación de la sociedad
civil, la opción de una tregua navideña, número adicional de delegados en la
mesa de negociación, y hasta se intenta que Gobierno y Farc adopten temas
adicionales a la agenda acordada.
Estoy
convencido de la importancia que tiene la participación de la sociedad civil en
estos diálogos, pero sin exagerar en peticiones y exigencias. Las decisiones deben
mantenerse en las manos y bajo la dirección de las partes. Cosa distinta es que
se generen mecanismos e instancias externas para recoger las iniciativas, y que
éstas puedan ser evaluadas y aceptadas o rechazadas por ellas. Pero también hay
exceso de protagonismo en determinadas organizaciones o personalidades que dicen
representar a la llamada sociedad civil, sin que con ello se excluya la
necesidad de un permanente y generalizado apoyo al proceso.
Salir
ahora a pedir participación directa en los diálogos es otro distractor que en
nada favorece el avance de las conversaciones. De este argumento echa mano la
guerrilla, con alguna frecuencia, en la creencia de que así se convierte en representante
idónea de la sociedad civil, a tiempo que le sirve para tratar de alterar la
agenda.
Con
igual prevención se debe mirar la propuesta de una tregua navideña. Aunque es
de aplaudir que las Farc la hayan declarado de manera unilateral –ojalá cumplan-
no se trata de exigirla bilateral, pues podría convertirse en un arma de doble
filo, útil solo para bajar la guardia de la fuerza pública. Ésta debe mantenerse
en alto mientras se llega a un cese de hostilidades que permita poner fin al
conflicto armado.
Es
muy conveniente ganar simpatía y respaldo nacional e internacional, pero
también deben definirse con claridad el nivel y los mecanismos de su
concreción. El manejo y los alcances de la agenda deben ser guardados y
resueltos con cautela y madurez por parte de ambos bandos.
Lo
que sí me parece necesario es recoger la solicitud del gobernador de Antioquia,
Sergio Fajardo, para que los negociadores del Gobierno informen a los
mandatarios locales los avances de la negociación, e incluso para que
participen en la resolución de asuntos de carácter regional y local. Se evitará
así lo sucedido en el proceso con las AUC, cuando solo se acudió a ellos cuando
estuvo finiquitado, para entregarles un cúmulo de responsabilidades que solo
competían al gobierno nacional. Fácil expediente para eludirlas.
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