SIN RODEOS
Desminar las mentes
Por
Jaime A. Fajardo Landaeta
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@JaimeFajardoLan
En relación con el acuerdo sobre desminado que
lograron la delegación del Gobierno nacional y las Farc, el gobernador de
Antioquia Sergio Fajardo ha planteado que algunos municipios del Norte, Nordeste
y Bajo Cauca deberían tener prioridad en este proceso. Petición acertada, pues
es reconocida la incidencia allí del frente 36 de las Farc, muy activo especialmente
en el área de influencia de las obras de la hidroeléctrica Pescadero – Ituango.
Fajardo agrega que para lograr un desminado efectivo
es necesario propiciar las condiciones para un cese al fuego bilateral, porque en
medio de la confrontación militar no sería posible. Así, el mandatario regional
reconoce el significado y alcances del acuerdo logrado en La Habana, al igual
que el punto tan alto que han alcanzado las conversaciones. Además, el anuncio
del presidente Santos de que ordenará no bombardear los campamentos de la
guerrilla de las Farc , durante un mes y previa evaluación empieza a concretar
el anhelado desescalamiento
del conflicto.
A pesar de las críticas permanentes de los opositores
a esta negociación, de las tergiversaciones sobre el alcance de las medidas
adoptadas y del saboteo que se ha querido imponer, será demoledor el impacto
que las acciones de desminado tendrán en la favorabilidad de los diálogos,
entre la comunidad internacional y la opinión pública, cuando se vea a guerrilleros
vestidos de civil y con dominio de los sitios minados, ayudando para que
miembros del ejército ejecuten estas tareas.
Se puede asegurar que un acuerdo sobre desminado
ligado al cese unilateral de fuego decretado por las Farc, y verificado por las
Fuerzas Armadas, al igual que su compromiso de no reclutar menores de 17 años,
es el mejor incentivo para mitigar la confrontación y avalar el final feliz de
la negociación.
Los efectos nocivos de las minas antipersonales sobre
688 municipios, con más de 11.000 víctimas, solo pueden dimensionarse cuando
nos acercamos al sufrimiento que padecen los civiles, principalmente niños y niñas, ante todo campesinos, pero también los miembros de las FF.
AA. que han caído en estas fatídicas trampas.
Además, el acuerdo que reseñamos, y el posterior
anuncio presidencial de cese a bombardeos, envían un mensaje de optimismo y
fortaleza todavía invaluables. Las organizaciones nacionales e internacionales
que luchan contra la siembra de minas han estado prestas a respaldar el acuerdo
y ofrecer su experiencia para garantizar un adecuado desminado.
En esa perspectiva solo falta que también se desminen
las mentes de aquellas personas y sectores que en nuestro país solo se ocupan
de atravesarle palos a la rueda del proceso de paz. Colombia tiene que asimilar
con mucha fuerza y voluntad los acuerdos a que se llegue, reconociendo que
falta mucha pedagogía y conocimiento del contenido de lo acordado, y en los
tópicos que buscan bajar la intensidad del conflicto. La confianza ciudadana se
está consolidando y habrá que implementar nuevas acciones para alcanzar la
culminación del conflicto armado, pero hay que asumir las dificultades de los
retos presentes y no hacer de cómplices del statu quo de la guerra.
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