12 de marzo de 2015

DESMINAR LAS MENTES



SIN RODEOS

Desminar las mentes

Por Jaime A. Fajardo Landaeta
Twiter: @JaimeFajardoLan

En relación con el acuerdo sobre desminado que lograron la delegación del Gobierno nacional y las Farc, el gobernador de Antioquia Sergio Fajardo ha planteado que algunos municipios del Norte, Nordeste y Bajo Cauca deberían tener prioridad en este proceso. Petición acertada, pues es reconocida la incidencia allí del frente 36 de las Farc, muy activo especialmente en el área de influencia de las obras de la hidroeléctrica Pescadero – Ituango.
Fajardo agrega que para lograr un desminado efectivo es necesario propiciar las condiciones para un cese al fuego bilateral, porque en medio de la confrontación militar no sería posible. Así, el mandatario regional reconoce el significado y alcances del acuerdo logrado en La Habana, al igual que el punto tan alto que han alcanzado las conversaciones. Además, el anuncio del presidente Santos de que ordenará no bombardear los campamentos de la guerrilla de las Farc , durante un mes y previa evaluación empieza a concretar el anhelado desescalamiento
 del conflicto.
A pesar de las críticas permanentes de los opositores a esta negociación, de las tergiversaciones sobre el alcance de las medidas adoptadas y del saboteo que se ha querido imponer, será demoledor el impacto que las acciones de desminado tendrán en la favorabilidad de los diálogos, entre la comunidad internacional y la opinión pública, cuando se vea a guerrilleros vestidos de civil y con dominio de los sitios minados, ayudando para que miembros del ejército ejecuten estas tareas.
Se puede asegurar que un acuerdo sobre desminado ligado al cese unilateral de fuego decretado por las Farc, y verificado por las Fuerzas Armadas, al igual que su compromiso de no reclutar menores de 17 años, es el mejor incentivo para mitigar la confrontación y avalar el final feliz de la negociación.
Los efectos nocivos de las minas antipersonales sobre 688 municipios, con más de 11.000 víctimas, solo pueden dimensionarse cuando nos acercamos al sufrimiento que padecen los civiles, principalmente  niños y niñas, ante todo  campesinos, pero también los miembros de las FF. AA. que han caído en estas fatídicas trampas.
Además, el acuerdo que reseñamos, y el posterior anuncio presidencial de cese a bombardeos, envían un mensaje de optimismo y fortaleza todavía invaluables. Las organizaciones nacionales e internacionales que luchan contra la siembra de minas han estado prestas a respaldar el acuerdo y ofrecer su experiencia para garantizar un adecuado desminado.

En esa perspectiva solo falta que también se desminen las mentes de aquellas personas y sectores que en nuestro país solo se ocupan de atravesarle palos a la rueda del proceso de paz. Colombia tiene que asimilar con mucha fuerza y voluntad los acuerdos a que se llegue, reconociendo que falta mucha pedagogía y conocimiento del contenido de lo acordado, y en los tópicos que buscan bajar la intensidad del conflicto. La confianza ciudadana se está consolidando y habrá que implementar nuevas acciones para alcanzar la culminación del conflicto armado, pero hay que asumir las dificultades de los retos presentes y no hacer de cómplices del statu quo de la guerra.

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