SIN RODEOS
Hechos que suman
Por Jaime A. Fajardo Landaeta
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El desescalamiento del conflicto, el cumplimiento de la
tregua unilateral ofrecida por las Farc, el creciente apoyo ciudadano y el muy
favorable entorno internacional a los diálogos en La Habana, son factores que
suman en el proceso desatado entre el Gobierno nacional y esa guerrilla, y que
marcarán el rumbo de las negociaciones en el 2015.
Las declaraciones del presidente Juan Manuel Santos, después
de los retiros espirituales en Cartagena, están orientadas a imprimirle un
mayor dinamismo a la nueva fase de diálogos, para el logro de inminentes acuerdos
sustanciales. Pero debe quedar claro que se trata de iniciativas para la mesa
de negociaciones y que en el entretanto no hay cese bilateral ni algo diferente
por ahora.
El escenario actual exige decisiones de mayor calado, como las
planteadas por Santos. Además, la tregua unilateral –que las Farc han
respetado- debe propiciar las condiciones para que cuando la subcomisión
técnica aborde el espinoso tema del desarme, la desmovilización e incursión de
la guerrilla en la vida política, encuentre una actitud muy favorable de las
farc, y se pueda avanzar significativamente.
El presidente es consecuente con el nuevo escenario y debe
saber interpretarlo para que se avance con firmeza hacia el logro de los
objetivos propuestos. Es posible que del cese unilateral de hostilidades se
pase pronto al cese bilateral que permita ir definiendo la hoja de ruta para concretar
el fin del conflicto.
Es seguro que los detractores de este proceso proclamarán que
se desestimula a las FF. AA., que el Gobierno busca dejar de combatir el
terrorismo y que se bajó la guardia ante las acciones subversivas. Infundios
que no pueden detener el sentido de la decisión presidencial de que todos estos
nuevos factores cuenten a favor, en la mesa de negociación, para atenuar el
esquema de confrontación militar ejercitado en los últimos 50 años.
Ojalá dentro de esta óptica avancen con agilidad las
conversaciones con el ELN y que se instale la mesa respectiva, se defina el
país anfitrión de los diálogos, previa divulgación de la agenda acordada para dar
vida a este nuevo proceso. Las recientes declaraciones de su máximo comandante,
en nombre del comando central, aunque con cierto matiz de ambigüedad, muestran
disposición a trabajar el proceso de negociación.
Atravesamos por un momento decisivo y ello exige un mayor
compromiso de los colombianos: debemos prepararnos para abordar y respaldar,
sin reticencias, los pasos que se darán en La Habana y que solo le traerán al
país nuevos y mejores resultados en el ejercicio de construir la paz que muchos
anhelamos. A su turno las administraciones territoriales deben desatar
múltiples acciones, porque no se puede ser inferior a este memorable compromiso
con la historia.
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