Percepción
y realidad
Por Jaime A. Fajardo Landaeta
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@JaimeFajardoLan
El
documento “Inseguridad en Medellín: Percepción y Realidad”, de un equipo de investigadores
dirigido por el exconcejal y excandidato a la Alcaldía de Medellín Federico
Gutiérrez Zuluaga, intenta desarrollar otra mirada a la problemática de
seguridad local, con énfasis en la comparación de cifras entre los años 2012 y
2013. También se ocupa del impacto de diversos delitos y critica que se midan
los niveles de seguridad solo a partir del indicador de homicidios, cuando se
han incrementado otros delitos y la percepción de inseguridad se mantiene entre
la ciudadanía. Resalto su valía y recomiendo que sea analizado. Por mi parte
planteo algunas apreciaciones:
Creo
pertinente que en las investigaciones sobre seguridad se haga un esfuerzo por
auscultar sus aspectos históricos y estructurales, para poder interpretar con
adecuación la actual realidad y obtener conclusiones sobre las razones para que
el conflicto haya mutado o presente altibajos y niveles que conducen a la repetición
de sus ciclos de evolución, sin que se pueda al menos disminuir la práctica de
ciertos delitos. Entiendo el análisis comparativo entre los dos últimos años, pero
es necesario explicar el fenómeno o al menos adoptar una postura.
De
otro lado, si bien es necesario interpretar el problema de la (in) seguridad local
destacando la disminución de homicidios, coincido en que esta no puede ser la
única variable válida; por igual se deben valorar los indicadores de otros
delitos, aunque la realidad no se agote allí.
En
este enfoque coinciden varias entidades, incluso en el plano internacional: la
baja de los homicidios es una variable con mucho peso a la hora de evaluar e
indicar el estado de seguridad de un territorio y la evaluación de las
políticas públicas de una administración al respecto. Como lo admite el
documento que nos ocupa, nos estamos refiriendo al problema de la vida de las
personas y ese es el máximo bien que se debe preservar. A su vez un alto mando
policial sostiene que es tan importante esta variable que quita y pone
directores de la institución.
El
documento hace señalamientos interesantes de cómo se comportan ciertos
indicadores de delitos, principalmente el homicidio cuando se desagrega por comunas:
las cinco con mayor registro (la 4, 7, 8, 10 y 13) soportan el 47 % de los
homicidios, siendo más elevada la tasa por cada 100.000 habitantes en las
comunas 10 y 13. Estas cifras no le restan peso a la reducción del 26.5 % lograda
en 2013 en relación con el 2012 y que significa una tasa de 38.1 homicidios por
cada 100.000 habitantes el año pasado, así sea muy representativo lo que se
deduce de tal desagregación.
El
incremento de los restantes delitos amerita un análisis más detallado, que
reservo para próxima ocasión debido a limitaciones de espacio. Me parecen muy
interesantes el estudio y sus sugerencias, pero creo que es temprano aún para
evaluar el papel de las vicealcaldías y en particular la de gobernabilidad,
seguridad y servicio al ciudadano, que como lo anote en pasada columna es la
que presenta mejores resultados en esta administración. Comparto que ello se haga
al final de la actual administración, para que no se vea como un agite
electoral de última hora, aunque es necesario recoger la iniciativa del
liderazgo que la seguridad exige y frente a lo cual se vienen realizando
grandes esfuerzos.
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